MI GRANITO DE ARENA.
Siempre he pensado que la Historia del Club el Bastón merecía la pena ser contada y que para ello era necesaria hacerla, darle cuerpo. Empezar.
Una Historia que siempre será ,como cualquier historia de algo «vivo» , inacabada, parcial, abierta ; con sus puntos de vista y sus subjetividades. Una Historia en la que cada uno de sus socias y socios pueda incluirse y añadir algo más.
La peña, el club que yo conocí cuando me incorporé hace más de 20 años era , en parte, bastante distinta a como es ahora. No hay más que ver las fotos «antiguas» para descubrir en ellas algo más parecido a una cuadrilla de aceituneros o segadores que a unos senderistas . No había gore-tex , ni bastones telescópicos, ni móviles, ni gps. La pana recia, las chirucas y botas de la mili eran nuestros calzados. Sombreros de paja, gorros tupidos, bota de vino y navaja cabritera. Algunos llevaban cayados dignos de pastores de la Mesta y los más, improvisábamos bastones con ramas que encontrábamos en el camino. Se notaba, a la legua, por nuestros atuendos, que nuestros orígenes, en su mayoría, estaban aún muy cercanos a ese campo y sus labores al que se habían dedicado nuestros padres y abuelos.
Chiflidos y voces eran nuestro medio de comunicación y las trochas y aulagares nuestras sendas. El monte cerrado, los tajos y despeñaderos imponían respeto. Allí no había nadie, solo nosotros y nuestras ganas de andar juntos.
Peña amable, donde quien quería, venía sin más y a quien nos decía adiós se le deseaba suerte. Y, prácticamente, así sigue siendo en nuestros días.
Con esta aportación quiero dejar constancia de mi agradecimiento a quien me posibilitó andar tanto, soñar tanto, desear tanto. A la Peña, al Club de Senderismo el Bastón .
Granada , Octubre 2020.
Jorge Ríos.
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