Página del Club Senderista "El Bastón"

10/09/23 Rio Santo – Albuñuelas

Salida: A las 9 desde el polideportivo de Albolote o a las 9:45 en el aparcamiento de Albuñuelas.
Tiempo estimado: 3,5 horas, aproximadamente.
Distancia y tipo de recorrido: Unos 7 km. Recorrido circular.
Dificultad: Baja. El recorrido va por el fondo del río con agua por los tobillos, con algún remanso en el que llega hasta las ingles. Hay una pequeña subida en la zona de la cascada que antes se hacía ayudándose con una cuerda de nudos y en la que ahora han puesto escalones metálicos. El desnivel acumulado es de unos 200 m.
Recomendaciones: Calzado acuático: escarpines, sandalias de agua, zapatillas viejas… andaremos más de dos kilómetros con los pies en agua. Los pantalones se van a mojar en una zona con casi un metro de agua, aunque a la vuelta se secarán, por lo que conviene llevar debajo ropa de baño. No olvidar la gorra o sombrero. A pesar de ir por el río no hay fuentes hasta el final, por lo que es recomendable llevar agua de sobra, y en esta época del año hace calor.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Vamos en coche hasta el aparcamiento de Albuñuelas donde nos juntaremos para salir. Desde ahí recorremos el pueblo por la parte que da al río, que vemos desde arriba. Se trata del río Albuñuelas, el que vamos a recorrer, que allí llaman el río Santo porque siempre lleva mucha agua, incluso durante las sequías, algo que tendremos ocasión de comprobar.
Cruzamos el pueblo por la zona inferior viendo unos antiguos lavaderos que siguen en uso y tras recorrer su laberinto de calles
bajamos al río. Desde el primer momento caminamos con los pies en el agua mientras vamos subiendo por el lecho del río. Vamos viendo pequeños saltos de agua y cascadas que esquivamos por los lados mientras ascendemos su cauce.
Durante todo ese rato andamos bajo la vegetación de ribera, lo que hace que no pasemos calor entre el agua y la sombra. En un par de puntos hay que superar piedras ayudándose de las manos, pero sin entrañar mayor dificultad.
Tras un kilómetro de río llegamos a la cascada, una zona donde cae agua desde varios metros en vertical a una pequeña playa de arena. En ese punto se encontraba antiguamente la única dificultad del recorrido, ya que para superar los cinco o seis metros
de desnivel existía una rampa por la que se subía con ayuda de una gruesa cuerda con nudos. Eso lo han arreglado durante los dos últimos años tallando escalones en la roca y clavando escalones metálicos que sirven de apoyo y asidero. Poco después se llega a un callejón que ha excavado el río en la roca y en el que han hecho una pequeña represa para inundar esa parte del recorrido. Ahí es
donde hay más profundidad, apenas un metro de agua transparente en el que nos vamos a refrescar aunque no queramos. Continuamos subiendo por el río con zonas de abundante vegetación en las que a veces hay que agacharse para pasar.
Como todo lo bueno, el río se va terminando y tras acabarse el agua llegamos a una zona de arena seca. Un poco más arriba dejamos el cauce subiendo hacia la izquierda y salimos a un carril por el que volveremos a Albuñuelas. Tras una breve subida veremos frente a nosotros el pueblo al otro lado del río y este debajo. El carril nos dejará en una fuerte bajada por la que descenderemos hasta un puente que cruza el río. Poco antes de llegar veremos un antiguo molino hoy reconvertido en vivienda y una fuente justo al cruzar al lado de Albuñuelas. Una última subida, apenas 200 metros  breves pero intensos nos separan de los coches Lo mejor de este camino de vuelta es, naturalmente, la terraza que nos espera en el pueblo para tomar algo fresquito.

Juan Enrique del Moral, María Jesús Tamayo,
Antonio Camero y Ramón David.